martes, 28 de diciembre de 2010

El Show de Gumpus os desea...



... una Feliz Navidad y un próspero 2011. Porque sí. Porque no lo habíamos hecho, y queríamos hacerlo. Porque en estas fechas tan señaladas, tan entrañables, tan sumamente emotivas, estos días en que los corazones de todo el mundo se llenan de júbilo ante los reencuentros, de regocijo ante esas caras felices que se miran sin necesitar palabras para expresar la felicidad que los corazones sienten; este breve espacio de tiempo en el que la humanidad entera se siente dichosa por todas y cada una de las razones por las que el ser humano tiene derecho a sentirse dichoso; en esta festividad que todo el mundo adora, ante la que todo el mundo deja de lado los problemas y brinda alzando su copa de champán por todo aquello que anhela en lo más profundo de su corazón; en este diciembre mágico lleno de la ternura que irradia cada uno de nuestros poros al ver acercarse la noche mágica, la Noche del Año, la Nochebuena, la Noche Gozosa; en esta tregua frente a la vida ajetreada, llena de ruido y furia, este lapso en el que todos nuestros inconvenientes se hacen a un lado para dar paso a la plena y orgullosa satisfacción de sentirnos vivos, cuando apartamos las dudas y tribulaciones que día a día nos hunden y nos amargan la existencia, la apacible existencia del ínfimo ser humano, que vive creyéndose un dios en medio del universo pero en realidad ignora que no es más que una pequeña hormiga que algún día será pisoteada por un ser más grande y más fuerte y más inteligente y más útil y más necesario que él; éstas páginas de calendario en que la mierda que se nos queda pegada a la suela del zapato cada vez que pisamos la acera de nuestra casa al levantarnos por la mañana para ir a recoger el periódico desaparece para dar paso a una falsa sensación de tranquilidad, a un reposo que en realidad no es más que una gran y podrida mentira repleta de pompa y circunstancia que tape, como cubren las alfombras la basura que se mete debajo, el engaño y la puta falsedad que inunda los rincones más oscuros y fríos de la vida misma del ser humano mismo; aquí y ahora, queremos desearos que toda la basura materialista y consumidora que habéis escrito en esas cartas de papel que probablemente ni siquiera tengáis el valor de reciclar, vosotros, devoradores de vida, estúpidos y crédulos monigotes al servicio de las falsas aspiraciones de todos aquellos que mintiendo nos conducen a nuestra autodestrucción, a la quema en el fuego eterno, os llegue empaquetada en los condones usados que tiráis en la hierba de los parques en la que lleváis a cabo vuestros sucios actos de perversión y lujuria inmoral. Como os odio. Como desearía que no recibieseis más que una batamanta cada uno de vosotros, y tuvieseis que limpiaros los mocos con ella hasta que el cerebro se escurriera por los agujeros de vuestra nariz, y no tuvieseis ni fuerza para aguantar de pie, cayendo al suelo en medio de un charco de sangre, humor acuoso y vómito, y que nadie os socorriera sino que se riera de vosotros dejándoos morir de asco en el parque de vuestro saloncito chino.